domingo, 1 de diciembre de 2013

Desnutrición en el anciano

Una alimentación incompleta y deficiente provoca la carencia de uno o más nutrientes y como consecuencia la aparición de enfermedades.

Un estado nutricional carencial en el anciano constituye un importante factor negativo, debido a que agrava las enfermedades crónicas y deteriora las funciones de los diferentes órganos y sistemas, mayor vitalidad, energía y bienestar general.

El grupo de la población anciana es nutricionalmente hablando muy vulnerable. Indudablemente, dependiendo del medio en el que viva la persona, habrá mayor o menos desnutrición. Diferentes estudios revelan que entre el 5% y el 32% (hasta el 50%) de los ancianos presentan malnutrición y que el 18% de los que están hospitalizados durante 6 meses o más padecen desnutrición grave.

¿Quiénes tienen mayor riesgo de sufrir desnutrición?

Hay múltiples factores que provocan desnutrición en los ancianos como la falta de educación nutricional, la merma de recursos económicos que impide adquirir los alimentos necesarios para obtener las dietas especiales a las que se deben someter en función de las patologías que padecen, la existencia de algún grado de discapacidad o limitación física que los dirige a un mayor aislamiento social, con tendencia a comer platos fáciles y rápidos de preparar, aquellas enfermedades que limitan el consumo de alimentos y la toma de algunos medicamentos.

¿Cuáles son las principales causas de desnutrición en la vejez?


  • Mayor frecuencia de trastornos del ánimo así como de problemas cognitivos que favorecen rechazo y conductas alteradas de alimentación.
  • Disminución de la sensación del gusto (disgeusia) y del olfato (hipogeusia), por lo tanto existe una menor posibilidad de diferenciar sabores (sobretodo los dulces y salados) y aparición de anorexia.
  • Pérdida progresiva de piezas dentales y uso de prótesis que no se ajusta a la cavidad bucal y provoca molestias.
  • Disminución de vista o de oído que provocan una menor capacidad para efectuar actividades de la vida diaria, con la consecuente mayor dificultad para obtener y preparar los alimentos.
  • Problemas psicológicos (confusión, demencia, depresión, duelo).
  • La hospitalización (dietas restrictivas poco justificadas, menús poco atractivos/inadaptados, falta de ayuda, enfermedad).
  • Interacción fármaco/nutriente (anorexia, náuseas, hipogeusia, disgeusia, xerostomía).


¿Qué indicadores contribuyen a reflejar la desnutrición y sus complicaciones?

Existe un grupo de indicadores menores que nos facilitan información sobre el uso de los fármacos, el consumo de alcohol, el estado de hidratación, el estado neurológico, signos clínicos, etc.: alcoholismo, deterioro cognitivo, polimedicación, síndromes de malabsorción, insuficiencia renal crónica, anorexia, nauseas, disfagia, apatía, fatiga, pérdida de memoria, deshidratación, alteraciones del estado oral o dental, mala cicatrización de las heridas, retención de líquidos, pérdida de grasa subcutánea o de masa muscular y disminución de minerales o vitaminas como el hierro, el cinc o el ácido ascórbico.

Por otro lado, hay un grupo de indicadores mayores que nos proporcionan información referente al tipo de ingesta alimentaria, características antropométricas, enfermedades crónicas, carencias nutricionales y parámetros bioquímicos:

  • Ingesta alimentaria inadecuada (exceso o déficit)
  • Pérdida de peso involuntaria de un 5% en un mes, de un 7,5% en 3 meses o de un 10% en 6 meses.
  • Bajo peso o sobrepeso y obesidad.
  • IMC inferior a 22 kg/m.
  • Circunferencia muscular del brazo por debajo del percentil 10.
  • Pliegue cutáneo tricipital inferior al percentil 10 o superior al percentil 95.
  • Osteoporosis.
  • Osteomalacia.
  • Déficit de folatos o de vitamina B12.
  • Albúmina sérica inferior a 3,5 g/dl.
  • Cambio en el estado funcional.
  • Enfermedades relacionadas con la nutrición.

Tratamiento para la desnutrición.

El primer paso es detectar la causa de la desnutrición y después, tratar las causas subyacentes, por ejempo, curar o mejorar la enfermedad responsable de la desnutrición, hacer una buena educación nutricional (tanto al anciano como a los familiares y cuidadores) para corregir los hábitos dietéticos inadecuados y dar ideas para la elaboración de platos nutritivos y apetitosos, retirar la medicación que quita el apetito y sustotuir por otra que no tenga efectos secundarios relacionados con la alimentación, buscar soluciones para que el anciano pueda obtener alimentos frescos y variados, etc.

Para finalizar os dejo un PDF con información más extensa sobre la desnurición de los ancianos del boletín de enfermería de atención primaria.


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