lunes, 9 de diciembre de 2013

Alimentación en la enfermedad de Alzheimer

Las demencias degenerativas están asociadas a la atrofia y a la involución patológica del sistema nervisos centra, siendo la más frecuente la enfermedad de Alzheimer (del 50% al 80%).

Se caracteriza por una destrucción progresiva de las neuronas del córtex cerebral con una disminución de los neurotransmisores que afecta a las funciones mentales como la memoria, concentración, orientación, afectividad, lenguaje, comportamiento y motricidad en sus últimas fases.

Ya en los estadios más avanzados el enfermo olvida el acto de hablar y de alimentarse.


¿Cómo debe ser la dieta del enfermo de Alzheimer?

En enfermo a causa de los trastornos emocionales suele sufrir anorexia, que repercute en la pérdida involuntaria de peso y de masa muscular.

En fases intermedias se produce una etapa de agitación que en función de su intensidad requerirá un aporte extra de energía de hasta 600 kcal diarias.

Ya en las fases más avanzadas el enfermo pierde toda su autonomía y requiere necesariamente asistencia para el acto de alimentarse, llega incluso a no reconocer la comida, no sabe masticar ni tragar (esto provoca riesgo de pérdida de comida fuera de la boca, de atragantamiento y de aspiración) y requiere alimentación artificial.

Una alimentación suficiente en energía y en nutrientes mejorará la calidad de vida del anciano. Si no se consigue, el enfermo deberá tomar suplementos nutricionales para completar la dieta o incluso, será necesaria la nutrición enteral.

Recomendaciones prácticas para facilitar la alimentación al enfermo de Alzheimer.

  • Procurar no incapacitar al enfermo en todos los aspectos relacionados con la alimentación (comprar, poner la mesa, cocinar), aunque no pueda prepararse  todas las comidas seguro que puede participar en alguno de los procesos (por ejemplo, dejar las instrucciones de las comidas por escrito para que lo haga solo).
  • Hay que favorecer todo lo posible que coma y beba sólo, facilitándole los utensilios y manteniendo sus hábitos.
  • Crear rutinas alimentarias para maximizar su participación y orientación, por ejemplo fijar horarios y un espacio para comer.
  • Ofrecer alimentos que sean fáciles de preparar, de llevar a la boca de masticar y de tragar (blandos, en pequeñas cantidades, cortados en trocitos o picados. Se aconsejan los alimentos que se pueda comer con las manos (croquetas, empanadillas, albóndigas, etc.).
  • Elaborar purés y cremas Turmix, procurando que no queden grumos, partes sin triturar, espinas o pequeños huesos que podrían producir ahogo y atragantamiento. Se puede facilitar el biberón para facilitar la ingesta.
  • Se pueden ofrecer triturados comerciales con textura modificada, son muy higiénicos y de fácil preparación.
  • Adaptar la consistencia de los alimentos a las posibilidades de masticación.
  • Se aconseja beber agua fría o bebidas con gas y durante la comida (espesar el líquido si es necesario) para activar el reflejo de deglución.
  • Inclinar la cabeza del enfermo hacia abajo en el momento de tragar ya que facilita la elevación laríngea.
  • Es aconsejable realizar los movimientos de apertura de boca y masticación para que el enfermo los imite.
  • Si acumula comida en la boca, ofrecer alimentos jugosos de consistencia gelatinosa.
  • Adaptar las instalaciones del enfermo para que sean más seguras (productos tóxicos, gas, electricidad,...).
  • Mantener una extremada higiene bucal y vigilar el estado de las encías. Las lesiones en la boca provocadas por úlceras, enfermedades de las encías, prótesis en mal estado, etc. pueden provocar que el enfermo se niegue a comer.
Si te parece interesante y quieres saber más sobre la comida y la enfermedad de Alzheimer os dejo el siguiente enlace para que le echéis un vistazo completado con este pdf.

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