martes, 3 de diciembre de 2013

Alimentación para la osteoporosis

Es una patología que suele aparecer en edades avanzadas, especialmente en mujeres post-menopáusicas y está íntimamente relacionada con la producción de estrógenos.

Se presenta cuando el organismo no es capaz de reconstruir suficiente hueso nuevo o cuando una gran cantidad del hueso antiguo es reabsorbido por el cuerpo y se destruye progresivamente o en ambos casos.

Los huesos más afectados son el fémur y la cadera, que los ancianos se vuelven tan débiles que pueden llegar a romperse por si solos y tener una muy difícil recuperación.

Es una dolencia que en su inicio no presenta síntomas pero si cuando ya está avanzada:

  • Fracturas de las vértebras, muñecas o cadera (suele ser el primer indicio).
  • Dolor de cuello.
  • Dolores de espalda y de costillas.
  • Sensación de opresión en la caja torácica.
  • Deformaciones de la caja torácica y de la columna vertebral que provocan una postura encorvada.
  • Pérdida de estatura con el tiempo.

Tratamiento:

El objetivo de los tratamiento para la osteoporosis es retrasar o detener el proceso de pérdida de hueso, prevenir fracturas óseas y controlar el dolor.

Alimentación:

Muchos desequilibrios alimentarios pueden amenazar la integridad de los huesos. una dieta que aporte una cantidad adecuada de calcio, de vitamina D y de proteínas no detiene completamente la pérdida ósea pero garantiza un buen suministro de materiales necesarios para la formación y buen mantenimiento de los huesos.



Consejos dietéticos para el mantenimiento de los huesos:

  • El exceso de peso favorece las fracturas, mantener un peso saludable.
  • En edad avanzada se recomienda el consumo de 3 raciones de lácteos para asegurar un aporte adecuado de calcio.
  • En el mercado existen alimentos enriquecidos en calcio como zumos, batidos o postres que pueden apotar una dosis extra de este mineral.
  • Asegurar la vitamina D a través de la alimentación (sobretodo en invierno) y con la exposición solar (de forma moderada y con protección).
  • Aumentar el consumo de alimentos ricos en vitamina C, necesaria para la formación del colágeno y fundamental para la matriz ósea del hueso.
  • Evitar el exceso de proteína de origen animal (se aconseja 0,8 g a 1 g de proteína por kg de peso), ya que aumenta la eliminación de calcio por los riñones.
  • Moderar el consumo de grasas, su exceso impide la absorción intestinal de calcio.
  • El exceso de fósforo impide la asimilación de calcio. Lo encontramos de forma natural en carnes, huevos, pescados, lácteos, frutos ecos, cereales integrales y legumbres. La industria alimentaria lo incorpora en ciertos alimentos como los embutidos, quesos fundidos, cremas, postres, helados, pan, margarinas, bebidas con cola, etc.
  • Moderar el consumo de sal, su exceso propicia pérdidas de calcio a través de la orina. Evitar la sal añadida en la mesa y el consumo habitual de salazones, embutidos, conservas, salsas comerciales y pre-cocinados.
  • No tomar suplementos de calcio sin prescripción médica, el exceso de este mineral (cantidades superiores a los 2.000 miligramos diarios) favorece la formación de cálculos renales e impide la absorción de otros minerales como el hierro, magnesio o cinc.
  • No abusar de la fibra dietética, su exceso intercede en la buena absorción de algunos minerales como el calcio.
  • No abusar del café, té o cacao, su exceso interfiere en la absorción de calcio.
  • El abuso de alcohol favorece la osteoporosis.

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